Free Fire Pointer Blue Cursors at www.totallyfreecursors.com

Miembros de mi comunidad

sábado, 9 de agosto de 2014

Capítulo 8: Inseguridad


    Me desperezo lentamente, estirándome hasta tocar el cabecero de la cama con las puntas de los dedos. Miro a mi izquierda y veo a Jenni roncando fuertemente. Aún es muy temprano para que empiecen las clases, pero ya no voy a conseguir dormirme, así que decido salir a dar una vuelta por el bosque.
    Tras ponerme la ropa, me imagino el sendero por el que varias veces he paseado con Paul y me transporto. Un aire húmedo me envuelve como un frío abrazo, y tiemblo de pies a cabeza. Camino lentamente, fijándome en todos los detalles que contiene este bosque. Las hojas verdes de los árboles, algunas de las pocas flores que hay en el suelo marchitándose con la cercanía del calor del verano... Recuerdo cada sensación de la noche anterior, cómo Paul intentó besarme, Linsay y sus mortales incisivos... Paul. Ese chico es tan... ¿irresistible? ¿interesante? ¿atrayente? No lo sé, ya no lo sé.      Antes de llegar aquí, no podía evitar seguir pensando en Peter, ya que durante casi un año había sido mi novio, y su engaño con mi mejor amiga me ha hecho mucho daño. Pero cuando vine aquí, a rehacer completamente mi vida, y vi a Jake y a Paul... pues vaya, en Miami nunca conocí a ningún chico como ellos. ¿Será porque son de mi.... especie?
Oigo unas pisadas detrás de mí, y me giro con los músculos tensos. Miro a todos lados, entre los arbustos y los árboles jóvenes, pero no veo a nadie. Decido hacer caso omiso a las pisadas, y sigo caminando.
   Aún sigo sin saber cómo hacerme invisible, creo que se lo preguntaré a Stephie. Vuelvo a oír las pisadas, y esta vez suenan más cerca de mí. Me giro lentamente, y me encuentro cara a cara con Jake:
-¡Jake! ¡Me has asustado!-exclamo-.
-Lo siento, he venido a avisarte.
-¿De qué?-pregunto, arqueando una ceja-.
-De que tienes que volver al orfanato. “La Sidney” va a hacer una revisión.
-¿Eso que es?
-Revisión de nenders. Vamos.
Mientras pongo cara de horror, Jake me coge de la mano y nos transportamos al segundo piso:
-Ponte el pijama de cuadros, rápido, Jen te dará el resto de las instrucciones.
Entro rápidamente en la habitación 99 y me encuentro a Jen andando de un lado para otro de la sala, tirándose de los pelos y susurrándose a sí misma. No le hago caso y me pongo el pijama de cuadros lo más deprisa que puedo. Al terminar, me acerco a la chica y le zarandeo nerviosa:
-¡Dame las instrucciones!
-Compórtate como los otros niños del orfanato. Cuando leíste la primera página del diario del protector, entraron en un trance, por eso ahora todos los días siguen la misma rutina, excepto nosotros, ya que a los nenders no les hace efecto el trance.
-Está bien.
-Ten cuidado, y suerte.
-Igualmente.
    Salimos andando acompasadamente de la habitación. Jen ya tiene experiencia, ya que al parecer no es la primera revisión que hace “La Sidney”. Me indica con la mirada que la siga hasta el vestíbulo. Allí se han formado unas largas filas de niños y adolescentes. Cuando me fijo bien en ellas, descubro que va por edades, así que me coloco detrás de Jennifer en la fila femenina de 17 años.
Las otras chicas miran fijamente al frente, y apenas parpadean. Intento imitarlas mientras “La Sidney”se pasea entre las filas de adolescentes. Cada vez está más cerca de nuestra fila, y al mismo tiempo que ella se acerca, mi adrenalina aumenta. Sé que si descubre a un nender, lo matará sin miramientos.
   “La Sidney” llega a nuestra fila y mira a cada una de las chicas fijamente a los ojos. Les levanta los brazos y los suelta, y éstos caen lacios a los costados de sus cuerpos. Vale, lacia, el cuerpo lacio. “La Sidney” sigue avanzando por nuestra fila y llega a Jennifer. La chica no se mueve y se comporta como las demás. Brazos lacios, cuerpo lacio. “La Sidney” se acerca tanto a la cara de Jen que le echa el aliento en la cara, y siento cómo la chica se estremece. Me da miedo de que la hayan descubierto, pero por suerte, “La Sidney” deja de mirarle y viene hacia mí. Intento colocarme recta, ojos abiertos y los brazos totalmente lacios. “La Sidney” se acerca a mí y me coge el pelo, lo suelta, hace lo mismo con los brazos, y luego se acerca a mi cara, me sopla, lo que hace que automáticamente mis ojos parpadeen varias veces seguidas. “La Sidney” me mira a los ojos y no puedo evitar tener miedo:
-Vaya, vaya, veo que aún siendo nueva has entrado en el trance. Aunque no puedas escucharme, tienes mucha suerte de no ser nender, sino ya estarías muerta.
Me estremezco de pies a cabeza y respiro entrecortadamente, pero por suerte “La Sidney” ya está detrás mía, y por el rabillo del ojo, veo cómo observa a Stephie y Mery.

                                                          ***

     La revisión terminó hace rato y luego tuvimos que ir a clase. Ahora que “La Sidney” está alerta, estamos obligados a comportarnos como si estuviéramos en trance. Acabamos de entrar a nuestra habitación después de las clases, y veo cómo Jenni vuelve a andar de un lado para otro de la habitación tirándose de los pelos:
-Tienes que seguir leyendo el diario-me dice quedándose quieta al lado de mi cama-.
-¿Por qué? Se supone que todo lo que voy a leer se va a cumplir, y me habéis dicho que todo lo que cuenta el diario es malo.
-Una vez que lo has empezado, tienes que terminarlo. Es así.
-¿Y por qué cuando vosotros lo leísteis no se cumplió?
-De eso no tenemos ni idea.
-Tenemos que hacer una reunión, y Paul tiene que venir-trago saliva mientras recuerdo cómo intentó besarme la noche anterior-.
-¿Qué dices? ¡Paul y Jake no pueden estar en la misma habitación!
-¡Todos somos nenders y tenemos que hacer lo que tengamos que hacer juntos!
-¡Es imposible!
-¡Pues se van a joder porque lo van a hacer!
     Salgo de la habitación con un portazo y decido subir al tercer piso. Me asomo por la puerta del “instituto-colegio” y veo que ahora están dando clases los niños pequeños. Verlos hace que me arrepienta de haber empezado a leer el diario, pero ya no puedo echarme atrás. Aparto la vista de los niños y bajo al vestíbulo. Está casi vacío, excepto por el chófer, como siempre desde que nos descubrieron a Paul y a mí en el bosque, y unos cuantos adolescentes que también vigilan la entrada. Recuerdo que están en trance y siguen las órdenes de “La Sidney”, así que me olvido de ellos y subo al tercer piso de nuevo. Creo que voy a transportarme a la sala de reunión. Pienso en ella, en el olor a madera, el tacto de la alfombra del suelo... la misma masa de siempre me rodea violentamente, y me transporto a la sala de reunión. Abro los ojos y para mi sorpresa, me encuentro a Paul leyendo un libro:
-¡Me has asustado!-exclama colocándose en pie y soltando el libro-.
-Lo siento, pensaba que la sala de reunión estaba vacía.
-No pasa nada-responde cogiendo su libro-. Ya me iba.
-¡Espera!-grito-.
Creo que ha llegado la hora de hablar de lo que pasó ayer:
-¿Me vas a regañar por lo de ayer, verdad?-pregunta, despeinándose-.
-No te voy a regañar, sólo quiero hablar de ello.
-Adelante-dice, volviéndose a sentar-.
Me siento frente a él y, nerviosa, me aclaro la garganta-.
-No estoy enfadada contigo.
-¿En serio?-pregunta, levantando la mirada-.
-Sí... no me voy a enfadar contigo por eso. Somos amigos, pero...
-Apenas nos conocemos... ¿por eso te apartaste?-dice, mirándome fijamente a los ojos-.
-No lo sé... fue automático...
-Eres fuerte por fuera, pero insegura por dentro-responde-. Hablaremos en otro momento, “La Sidney” nos ha dado a mi compañero de habitación y a mí la orden de vigilar las duchas.
-¿Cómo lo sabes?
-Ha venido ella misma a decírnoslo a nuestra habitación. Recuerda que se supone que estamos en trance-y desaparece-.
    Me quedo sola en mitad de la habitación. Paul tiene razón, soy muy insegura, o lo he empezado a ser tras la muerte de mis padres. Me quito ese pensamiento de la cabeza y me transporto a mi habitación. Cuanto estoy allí, Jenni me mira enfurecida mientras se sienta en su cama:
-¿Vas a estar de morros todo el día?-le pregunto-.
-Llegas a transportarte aquí hace un minuto y “La Sidney” te mata aquí mismo.
-¿Ha venido?
-Sí, tenemos que vigilar la entrada del “instituto-colegio”. Por cierto, ¿dónde estabas?-añade curiosa-.
-Con Paul-respondo sentándome a su lado-.
-¿Qué?
Sin más miramientos, le cuento todo lo que pasó la noche anterior a Jenni, cómo conocí a Linsay, cómo Paul me invitó al cine, cómo intentó besarme...:
-Osea, que le gustas-dice Jenni haciendo rulos con un mechón de su pelo cuando termino de contarle la historia-.
-No lo sé-respondo-.
-Vamos, tía, está claro. Acepta ir al cine contigo cuando desde siempre ha sido muy reservado y siempre iba solo hasta que llegaste. Los únicos amigos que ha tenido aquí hemos sido nosotros, y cuando se peleó con Paul, pues se quedó solo, hasta que llegaste tú.
-¿Verdaderamente Jake y Paul se pelearon por Mery?
-No.....
-¿Qué?
-No se pelearon por eso.
-Osea, que todos me habéis mentido.
-Después de su pelea, decidimos contar eso en su lugar.
-¿Y qué es lo que pasó realmente?
-Bueno, ya sabes que existen otras criaturas además de nosotros, como los vampiros, como Linsay, que va al instituto subterráneo de vampiros ¿no? Pues aparte de los vampiros, existen los hombres lobo, los fantasmas y los brujos. Todos ellos viven bajo tierra, pero parte de ese mundo está en el mundo de los humanos.
-¿Cómo?
-Nosotros y muchos más somos nenders, pero, obviamente, provenimos de la Tierra, ya que somos mitad humanos mitad fantasmas (el fantasma que poseyó un cuerpo de un humano) y formamos parte de este mundo. Pero además de nosotros, existen otros seres sobrenaturales, que viven en otro mundo, el mundo bajo tierra. Pues parte de ese mundo, está en nuestro mundo, pero sólo nosotros, los fantasmas y los seres sobrenaturales que vivimos aquí podemos verlo.
-Pero ellos pertenecen a la Tierra, porque si están en el subsuelo, sigue siendo el mismo planeta.
-Bueno, eso no quiere decir que sea el mismo mundo. A lo que iba, estábamos hablando de lo que realmente pasó entre Paul y Jake. Cuando Mery, Stephie, Max, Jake, Paul y yo supimos lo que somos, intentamos averiguar más sobre nosotros, gracias al diario del protector, conocimos el mundo bajo tierra y las criaturas sobrenaturales que habitan allí. Descubrimos el modo de ir a su mundo y fuimos, ya que, en parte, formamos parte de él. Lo visitamos y allí conocimos a Linsay. A ella la convirtieron en vampiro no hace mucho, hará diez años, y cómo en esa época era neófita, fuimos con ella a visitar el mundo bajo tierra. Allí, nos llevó a una biblioteca, y sin que nadie se diera cuenta, robé un libro. Se llama “La historia de los nenders”. Cuando terminé de leerlo, conté todos mis conocimientos a los demás, y el que más interesó a Jake y a Paul fue el macho nender.
-¿El macho nender?
-Bueno, como bien te dijo Paul, cada nender está destinado a un lugar, y después de un tiempo, se forma un grupo de nenders en ese lugar, y el macho nender es el jefe del grupo. Jake y Paul se pelearon para serlo y Jake ganó, expulsando a Paul del grupo.
-Vaya.... es demasiada información que asimilar.
-Bueno, eres una de nosotros.
-¿Y Jake y Mery están saliendo de verdad?
-Bueno.... eso sí. Pero dale una oportunidad a Paul, o piénsatelo, es buen tío. Tenemos que ir ya a vigilar.
    Nos miramos una última vez y salimos de nuestra habitación. Vigilando el pasillo veo a Mery y a Stephie, que me dedican una disimulada sonrisa mientras Jenni y yo subimos al tercer piso. Nos colocamos cada una a un lado de la entrada al “instituto-colegio” y vigilamos.
    Cuando creo que han pasado unas dos horas, vemos llegar a “La Sidney” acompañada del chófer. Se me tensan los músculos mientras la mujer nos coloca unas esposas a cada una y le ordena al chófer:
-Bájalas al agujero negro. 

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------

¡Hola mis estrellitas brillantes en el universo! Espero que os haya gustado este capítulo, porque a mí me hace meterme en la historia, y espero que también os haga sentir esa sensación y que me dejéis un bonito comentario :D. ¡Besoos! 

martes, 5 de agosto de 2014

Capítulo 7: Nenders


-A ver si lo pillo-le digo a Paul mientras caminamos por un sendero del bosque-. Los nenders, es decir, nuestro grupo, son mitad fantasmas mitad humanos, uno de sus padres es un fantasma, pero el nender lo ve normal... así que... si yo veía a alguno de mis padres, el que fuera fantasma, normal, ¿cómo lo veían los humanos?
-Lo veían con otro aspecto. Con el aspecto del cuerpo que poseyó alguno de tus padres para poder seguir una vida normal.
-Vale, y una cosa... ¿hay más nenders en el mundo?
-Claro, pero nuestro destino era acabar aquí, al igual que el protector. Él era el único nender del orfanato en aquel entonces, y por tanto, podía evitar seguir el mismo ritual que los demás seguían. “La Sidney”, que es un fantasma, se dio cuenta y lo eliminó del mapa.
-¿”La Sidney” es un fantasma?
-Sí, pero los humanos la ven con el aspecto del cuerpo que poseyó. Los nenders la vemos por su verdadero aspecto.
-Vaya... no sé qué decir.
-Ya... es sorprendente.
-¿Qué poderes tenemos?
-Transportarnos a cualquier lugar y ser invisibles. Pero utilizamos muy poco nuestros poderes aquí. “La Sidney” odia a los nenders, y si nos descubre, estamos muertos.
-Entonces... ¿por qué nuestro destino era acabar aquí? ¿Tenemos que matarla?-pregunto, sintiendo escalofríos. Esa idea no me gusta-.
-Eso pensábamos, pero tiene que haber algo más. “La Sidney” no es la única fantasma que odia a los nenders.
-Será que cada nender está destinado a un lugar donde hay un fantasma que los odia, para matarlo, ¿no?
-Puede.
-Paul... quiero probar lo de transportarme-comento, dando una patada en el suelo-. ¿Cómo se hace?
-Sólo tienes que pensar fuertemente en el lugar a donde quieres transportarte. Tanto en la imagen, como en los olores, la localización, el tacto de los objetos...
-¿Has estado alguna vez en el cine de la ciudad?-pregunto-.
-Antes de perder a mis padres vivía allí, y, sí, he ido, ¿por qué?
-Creo que es obvio. Invítame al cine-respondo, con una sonrisa traviesa-.
-¿No has dicho que sólo querías ser mi amiga?
Oh no, no toques ese tema Paul:
-Vamos como... amigos-explico, no muy convencida-.
-Está bien. Dame la mano-dice-.
    Le doy la mano. Es bastante cálida y me produce seguridad. Me sonrojo y me miro los zapatos, y es cuando recuerdo que estoy descalza y voy con un pijama a cuadros negros y blancos:
-¡Espera!-exclamo-.
-¿Qué?
-¿No ves cómo vamos vestidos? ¡Si los de la ciudad nos ven así pensarán que somos presos o algo parecido!
Paul se ríe, pero a mí no me hace gracia:
-Nos vemos en el vestíbulo en media hora-y desaparece-.
    ¿Y ahora qué hago? Supongo que transportarme a mi habitación, es un caso urgente, no va a pasar nada. Cierro los ojos y me imagino la habitación 99 en mi mente. Las camas en la pared del fondo, el armario a la izquierda, el tacto de las sábanas ásperas, las cortinas sucias, el olor a viejo... Siento que algo fuerte y violento me rodea, pero no abro los ojos, me dejo llevar, y después de un segundos, siento el suelo de madera fría de mi habitación bajo mis pies descalzos:
-¿Ele?-oigo preguntar a Jenni-.
Abro los ojos y me encuentro a la chica petrificada junto al armario.
-¿Quién te lo ha contado?-pregunta cortante mientras se acerca a mí-.
-Paul...-respondo-.
    No me sirve de nada mentir, ya que he descubierto que si alguien le miente a Jenni, puede acabar en un buen lío:
-¡Le avisé! ¡Le avisé!-exclama, arañándose la cara-.
-¡Jen! ¡Para!-grito yo agarrándole las muñecas-. ¡No ha hecho nada malo!
-¡Si “La Sidney” te descubre, te matará!
-¡No me va a descubrir!
-Elena Maybe, te lo explicaré lentamente para que lo entiendas.    Nuestra directora, como ya sabrás, es fantasma, odia a los nenders, si pilla a uno, lo mata, como hizo con el protector. Llegaste nueva el otro día, la directora apenas sabe nada de ti. Te está vigilando más que a ninguno de nosotros, Elena. ¡Eres nueva!
-¡Vale, vale! ¡Tendré cuidado!
-¡Te comportarás normal, y no usarás tus poderes aquí!
-¿Quién eres? ¿Mi madre?-grito con lágrimas en los ojos-.
-Ele... lo siento-se disculpa la chica acariciándome el pelo-. No quiero que te pase nada. Por eso me enfadé cuando conociste a Paul, porque lo conozco, y sabía que en cuanto se enterara de que habías visto al protector, te lo contaría todo.
-He quedado con él para ir al cine-voy al grano-.
-¿Es que estás loca?-dice Jenni sentándose en su cama y dejando caer los brazos a sus costados-. ¿Estáis saliendo?-añade-.
-No-respondo rápidamente-. Vamos como amigos. Y hemos quedado en veinte minutos-añado, cogiendo el móvil de mi cama y mirando la hora-.
-Ten cuidado.
-Jen... si a ti te gusta Paul... no voy.
-A mí no me gusta nadie. No quiero a nadie-responde levantándose de su cama bruscamente-. Voy a la sala de reunión, a una reunión, pero tienes otras cosas que hacer. Así que disfruta.
    Me mira una última vez y sale de la habitación dando un portazo. Me quedo quieta unos segundos y luego entro en acción.
    No hace mucho calor en la calle, así que decido ponerme unos vaqueros azul claro y una blusa de mangas largas ajustada, de color negro. Antes de ponerme mis manoletinas azul marino, me lavo los pies en la ducha. Están magullados y llenos de pequeños cortes. Tras dejarlos bien limpios, me calzo las manoletinas y me miro en el espejo. Mi pelo está horrible, pero ya no tengo tiempo de lavármelo. Cojo el cepillo y empiezo a quitarme los rebeldes nudos como si me fuera la vida en ello. Al terminar, acabo haciéndome una trenza de espiga y vuelvo a mirarme en el espejo. ¿Pero qué estoy haciendo? Es sólo un amigo Elena, un amigo. Resoplo al espejo y cojo el lápiz de ojos y el rímel. Tras terminar de maquillarme, cojo mi móvil y miro la hora. Espera... si me ven por los pasillos a esta hora de la noche y con esta ropa... me van a ahorcar... ¡y Paul no me ha explicado cómo hacerme invisible! Genial, y ahora, ¿qué hago?
    Decido ponerme el pijama de cuadros negros y blancos encima de la ropa y llevar las manoletinas escondidas en la mochila que he cogido por si acaso. Bajo al vestíbulo mirando al suelo. Si me ven maquillada, también sospecharán. Al llegar a la entrada del orfanato, no veo a Paul. Mierda, seguro que me ha dejado plantada. De repente, siento cómo una mano rodea la mía, y una ola helada me cubre el cuerpo. A los pocos segundos, Paul está a mi lado:
-Gracias por explicarme cómo hacerme invisible-le saludo-.
-¿Te quejas de la vestimenta de presos y la sigues llevando puesta?
-Era para que no sospecharan-respondo quitándome el pijama y guardándolo en la mochila-.
-Eso está mejor-dice Paul, sonriendo pícaro-. ¿Y vas descalza?
-¡No!-exclamo, poniéndome las manoletinas-. ¿No nos pueden oír?
-Cuando somos invisibles podemos vernos entre nosotros, pero ellos ni nos ven ni nos oyen, y podemos atravesar las paredes y demás.
-Vaya...
-Recuerda que somos mitad fantasmas.
-¡Cállate!
-¿Nos vamos o quieres ver una peli aquí?
-Sí, sí, vámonos.
    Paul me coge la mano y vuelvo a sentirla cálida y segura. Me mira y luego nos envuelve la capa fuerte y violenta y tras unos segundos, tocamos suelo firme. Levanto la mirada y ante mí veo un edificio alto, las paredes pintadas de negro y varias ventanas. Justo en la entrada, hay un cartel enorme y lleno de luces en el cual pone: “Cinema”.
Miro sonriente a Paul y caminamos hacia el interior del cine, olvidándonos de soltarnos las manos. Lo primero que hay dentro son los puestos de palomitas y chucherías, algunas tiendas de ropa y de deporte, un supermercado... y a continuación, están las taquillas, precedidas de una cola enorme. Encima de las taquillas, están todas las películas de la cartelera:
-¿Cuál quieres ver?-me pregunta Paul con ojos llorosos-.
-Paul... ¿estás bien?-le digo, colocándome frente a él-.
-No es nada... sólo que venir aquí me recuerda a cuando vivía aquí.
-Ya... lo siento... Me gustaría ver “Bajo la misma estrella”-cambio de tema, señalando el cartel de la película-.
-¿En serio? ¡Es muy cursi!-exclama Paul arqueando una ceja-.
-Pero es muy....
-¿Paul?-pregunta una chica acercándose a nosotros-.
    Es alta, con una larga melena rizada pelirroja y con los ojos azules. Cuando sonríe, puedo verle unos dientes blancos y brillantes, y unos incisivos bastante afilados:
-¿Linsay?-responde Paul-.
    La chica llega hasta nosotros y, mirándome, abraza a Paul, el cual está sonrojado. Le suelto la mano al chico y me cruzo de brazos:
-¡Cuánto tiempo!-exclama la tal Linsay-. ¿Quién es tu amiguita?-añade, soltando una risita nerviosa-. Huele muy bien.
-Linsay, ella es Elena Maybe, una nueva nender del orfanato.
-Encantada-comento, mirándome las uñas-. ¿Y ella quién es?-pregunto con mirada interrogante a Paul-.
-Es una alumna del instituto subterráneo de... vampiros.
-¿¡Eres una vampira?!-grito-.
-¡No grites loca! ¡Todos o casi todos los que están aquí son humanos!
-¡Lo siento! Bueno, Paul, ¿vamos a ver la película o no vamos?-pregunto al chico-.
-Sí, entonces, “Bajo la misma estrella”, ¿no?
-Sí. Vamos.
    Tiro de Paul hasta la cola de las taquillas mientras Linsay nos mira con una sonrisa pícara en sus labios, enseñando sus mortales incisivos.
    Cuando es nuestro turno, compramos entradas para la película en media hora, así que me da tiempo de preguntarle unas cuantas cositas a Paul. Pasamos junto al puesto de palomitas y veo cómo un grupito de adolescentes no deja de mirar a Paul. Esto de ir a un lugar con un chico guapo no es fácil. Sigo caminando hasta sentarme en un banco al lado de un Starbucks que hay a la izquierda de las taquillas, y el chico se sienta a mi lado:
-Bueno, ¿de qué conoces a Linsay?-le pregunto, restregándome las manos contra los vaqueros-.
-¿Es que estás celosa?-es su respuesta-.
-¡No!-exlamo, ruborizándome-.
-¿Entonces?
-Creo que es obvio, es la primera vez que veo a una vampira.
-Ya... Ele, la película empieza en diez minutos, ¿qué tal si vamos a comprar palomitas y bebidas?
-Vale.
    Me levanto del banco y camino delante de Paul. Llegamos al puesto de palomitas y el grupito de adolescentes que miraba antes a Paul ahora se cuchichean entre ellas y sueltan unas risitas nerviosas. Una de ellas, la más alta, se acerca a Paul:
-Hola, guapo-le saluda mientras sus amigas se ríen a sus espaldas-.
-Lo siento, no estoy disponible-responde Paul para mi sorpresa, pasándome la mano por la cintura-.
Las chicas se van avergonzadas y yo miro a Paul interrogante:
-Lo siento-me dice, apartando su mano de mi cintura-.
-No pasa nada, déjala ahí para que no te molesten más-respondo cogiendo mi Coca Cola y mis palomitas-.
    Paul me mira sorprendido, pero deja su mano en mi cintura. Subimos unas escaleras mecánicas y llegamos al pasillo de las salas del cine. Le entregamos las entradas a una mujer con cara de amargada y nos dirigimos a nuestra sala, la 13. Entramos y nos sentamos en nuestros respectivos asientos. Empiezo a comer palomitas, esperando nerviosa a que empiece la película.

    Cuando empiezan los créditos, intento limpiarme el rímel que se me ha corrido al llorar. Paul me mira riéndose mientras salimos del cine, y sin hablar, me coge de la mano y nos vuelve a rodear esa fuerza violenta. Unos segundos después, estamos en el bosque:
-Gracias por esta noche-le digo a Paul sacudiéndome los vaqueros-.
-Gracias a ti por venir-responde, guiñando un ojo-. Nos vemos mañana, supongo.
-Sí-contesto asintiendo-.
    Cuando le miro a los ojos, veo lo bonitos que son, de ese color verde irresistible. Veo cómo Paul se inclina con la intención de besarme, pero asustada, me aparto y me transporto a mi habitación.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------

¡Hola, mis estrellitas que brillan en el universo! ¡Siento mucho la espera, pero aquí tenéis el capítulo 7, y creo que bastante largo, jeje! Recordad que mi blog tiene hambre de comentarios :) ¡Besos!







lunes, 28 de julio de 2014

Capítulo 6: Inexplicable


    Camino hacia el "instituto-colegio" con el diario del protector dentro de la mochila. Me da miedo que alguien me lo robe. Voy incomodísima con este pijama dos o tres tallas mayor que la mía, y los pies descalzos, que ya me pican y me duelen a cada paso que doy. No es que no me guste andar descalza, es que el suelo de todo el orfanato es de piedra dura y rasposa.
    Llego a mi aula y me siento junto a Jen. Ella me mira con gesto asesino medio en broma medio en serio, y se dispone a sacar su libro de Lengua y Literatura de la mochila. “La Sidney” empieza a explicar, y yo espero aburrida a que se acaben las clases. No sirven para nada, no sé ni para qué vengo. En el descanso de cinco minutos que hay entre la clase de Matemáticas y Ciencias, decido escaparme. Supongo que estoy siendo irresponsable, pero no aguanto más las clases. Me dirijo a mi habitación y me tumbo en la cama. Dudo en si leer una nueva página del diario, pero me da miedo que al hacerlo durante el día, se cumplan las cosas que lea antes de esta noche, así que cojo mi móvil. Para mi sorpresa, tengo un montón de mensajes no leídos de Sara, la que menos me esperaba. Todos dicen lo mismo: lo siento, perdóname, tengo cita para abortar, entre Peter y yo ya no hay nada..... Sí, claro. Puede que hayamos sido muy buenas amigas y hayamos vivido muchas tonterías, pero desde ese día en que me enteré de lo que había pasado, se acabó entre nosotras.

                                                 FLASHBACK

    Camino por mi calle esperando un mensaje de mi querido Peter. Dice que tiene que decirme algo muy importante, así que espero impaciente. De repente, se acerca corriendo mi mejor amigo: Max. Nos damos dos besos en las mejillas y sonrío. Él me devuelve la sonrisa, pero su rostro lo delata. Pasa algo malo:
-¿Qué ocurre, Max?
-Nada-contesta el chico, bajando la mirada-.
-Oh, vamos, te conozco perfectamente. ¿Qué pasa?
-Te enfadarás.
-Max, en serio.
-He visto cómo Sara y Peter se besaban.
-¿Qué?-pregunto con la voz rota-. ¿No será mentira, no Max?
-Ojalá que sí, pero no. Les he oído decir que... Sara... está embarazada.
    Me echo a llorar fuertemente y recibo un mensaje de Peter diciendo “Te quiero” justo cuando lo maldigo en silencio.

                                     VUELTA AL PRESENTE

    Mientras sigo pensando en mis aventuras con Sara, llaman a la puerta. Oh, no, cómo me hayan pillado. Me quedo tumbada sin hacer ruido, pero siguen llamando a la puerta sin cesar:
-¡Ele! ¡Soy yo!-Paul-.
Suspiro aliviada y me levanto de la cama para ir a abrir la puerta:
-Hola, Paul.
-Hola.
-Pasa.
-Vale.
   Cuando el chico atraviesa el marco de la puerta, pienso que ha sido un diálogo bastante animado (ironía):
-¿Cómo es que te has escapado de clase?-pregunta el chico sentándose en la cama de Jenni-.
-Es que no soporto dar lo que ya he dado.
-Eso es una tontería.
-Es la verdad, soy una buena estudiante, pero lo que ya he aprendido, ya lo he aprendido.
-Ele...
-Está bien... Es que tengo muchas ganas de seguir leyendo el diario.
-Lo mejor será que lo leas por las noches.
-Y eso es exactamente lo que he pensado.
-Vale. ¿Vamos al bosque?
-¿Otra vez? ¿Por qué no hacemos otra cosa?
-¿Y qué quieres qué hagamos? ¿Ir al cine?
-¿Por qué no?
-Elena, la ciudad está a 50 Km de aquí.
-Robemos el coche del chófer.
-Nos descubrirían. Y no podemos salir de aquí.
-Vale, hay algo que no pillo. El protector quiere protegernos de algo que está aquí, y si nos vamos, ese algo no nos puede hacer nada. ¿Por qué no podemos irnos?
-A medida que sigas leyendo el diario lo entenderás.
-Pues vete, voy a leer.
-Por la noche, Ele, por la noche.
-Vaale. Venga, vamos al bosque.
-¿No has dicho hace un momento que no querías ir?
-He cambiado de opinión-contesto abriendo la puerta-. No hagas ruido-añado-.
-¿Quién es el experto? ¿Tú o yo?
-Yo-contesto riéndome-.
    Salimos de la 99 y bajamos al primer piso. El rellano está vacío, exceptuando la presencia del chófer:
-Mierda, ¿y ahora qué?-pregunto-.
-Sólo podemos esperar a que se vaya.
-¿En serio crees que se va a ir? “La Sidney” lo habrá puesto de vigilante por nosotros.
-Ele, vamos a otro sitio, vamos a la sala de reunión.
-¿Sala de reunión?
-Así se llama el lugar donde te llevó Jennifer para darte el diario.
-No tengo la llave.
-Yo sí, me la dio Stephanie.
-¿Pues a qué esperamos?
    Subimos despacio y silenciosamente al tercer piso, y vamos de puntillas hacia la puerta. Aún están dando clases, y la puerta del aula está abierta:
-Al abrir la puerta haremos mucho ruido-indico-.
-Hay que arriesgarse, déjame a mí.
    Paul mete la pequeña llave en la cerradura semioculta en la pared de piedra y la gira poco a poco. Luego, tira de la puerta lo más silenciosamente posible, y en cuanto ve que su cuerpo cabe, entra en el pasadizo:
-Vamos-me insta-.
    Echando una ojeada a mi aula, divisando los pijamas a cuadros negros, entro en el pasadizo tras Paul. Avanzamos sin decir una sola palabra hasta que llegamos a la sala de reunión. Sin decir nada, me siento en el suelo, y Paul me imita:
-Quiero hablar contigo de algo-me dice el chico-.
-Desenchufa-respondo-.
-Mejor no, se acabaría todo.
-¿Se acabaría qué?
-Nuestra amistad-oh no, creo que estoy empezando a imaginarme algo-.
-Paul...
-¿Ya lo sabes no?
-Creo, creo que sé a qué te refieres, y tienes razón, la estropearía porque...
-Porque tú no sientes lo mismo.
-¡No! Porque si saliéramos y cortáramos todo se acabaría. Y no es que nos conozcamos mucho.
-Eso es lo de menos.
    De repente, Paul se levanta, me coge del brazo y tira de mí. Me tapa los ojos con las manos y cuando me las quita, estamos en el bosque:
-¿Cómo, cómo lo has hecho?
-Siéntate en ese tronco caído.
Le obedezco y espero su respuesta:
-Somos nenders, por eso estamos aquí.
-¿Nenders?
-Mezcla entre humanos y fantasmas.
-¿Qué? Eso no es posible.
-Sí lo es, los fantasmas existen, los vampiros, licántropos y los brujos también.
-¿Y los cazadores de sombras?
-¿Qué?
-Es que cómo estás diciendo criaturas fantásticas, pues faltan los cazadores de sombras.
-Elena, esto es serio.
-¿Estás de coña no? Nenders... eso no existe. ¿Fantasmas? Ni mucho menos.
-¿Y qué es el protector? ¿Un elefante?
-No. Puede que sea un fantasma, o puede que todo esto sea un sueño y me despierte en mi habitación de Miami.
-No, Elena, esto es la realidad, y nosotros, incluida tú y Jake, Stephanie, Mery, Jenni y Max, somos nenders.
-¿Y por qué debo creerte?
-Porque está escrito en el diario y porque sino no habría podido traerte hasta aquí tan sólo cerrando los ojos. Los nenders son mitad fantasmas mitad humanos.
-Ninguno de mis padres era un fantasma.
-Los nenders ven a sus padres normales, uno de ellos dos era un fantasma.
-¿Y por qué mi supuesto familiar fantasma no sigue aquí?
-Porque tu destino era acabar aquí.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------

¡Hola mis queridas estrellitas que brillan en el universo! ¿Qué os ha parecido el capítulo? ¡Quiero vuestras opiniones en los comentraios de abajo pliis! ¡Besitos! :D


sábado, 26 de julio de 2014

Capítulo 5: El protector


-Él mismo me lo ha contado.
-¿Qué?-exclamo-.
-No me sorprende, con lo pesada que estabas y sólo llegaste ayer.
-¿Y es culpa mía? ¡Me ocultabais y me seguís ocultando algo muy importante!
-¡El protector es quien te lo tiene que contar!
-Yo creo que al menos debo saber quién es el protector.
-El protector es un chico que murió hace 100 años aquí por culpa de algo que ninguno sabemos, y su fantasma se quedó aquí para protegernos.
-¿Y funciona?
-No. Mis padres murieron porque no funcionó.
-Lo siento, supongo que no querrás ni ver al protector...
-Mis padres me trataban fatal, me da igual.
-Jen... ¿me perdonas?
-Claro-responde la chica-.
Nos abrazamos y decido cambiar de tema:
-¿Es verdad que Paul es tan peligroso?
-No... cuando me enfado suelto cosas que no son verdad.
-Ya tenemos dos cosas en común.
-¿Cuál es la otra?
-Que ambas somos muy cabezotas.
-Jajaja. Ven conmigo, quiero enseñarte algo.
-Está bien.
   Jen tira de mí a través de la habitación y me lleva casi corriendo hasta la puerta oculta del tercer piso. Mira a todos lados y se saca una llave del bolsillo:
-¿Qué haces? ¡Hay demasiada gente!
-Tranquila, cierra los ojos.
-Jen....
-Ciérralos.
    Le hago caso a regañadientes y cruzo los brazos sobre mi vientre. Cuando parece que han pasado unos 10 minutos, oigo una puerta abriéndose y alguien empujándome contra el suelo para sentarme:
-¿Jenni?
-Abre los ojos.
    Abro los ojos y me los restriego con las manos. Tras acostumbrarme a la semioscuridad total de la habitación, veo cómo Jen coge un libro encuadernado en cuero de una pequeña estantería de madera:
-El protector era un chico que estuvo aquí hace ya 100 años, como te dije antes. Averiguó lo que realmente pasaba y pasa aquí y... lo mataron. Nadie supo ni nadie sabe qué es lo que averiguó.
-¿No se supone que no deberías habérmelo contado?
-El protector me regañará, pero me da igual. Es todo lo que sabemos Mery, Stephie, Jake, Max y... Paul.
-¿Sólo vosotros? ¿Y los demás niños?
-Desde que descubrimos este sitio... el protector se nos aparece a menudo. Sólo nos mira y se va.
-¿Y cómo supisteis su historia?
-Encontramos este libro escondido en un arbusto del bosque. Bueno, lo encontró Paul antes de que él y Jake se pelearan. El protector supo que habíamos encontrado el libro y nos dijo quién era y para qué estaba aquí, como a ti.
-Vaya...
-Ahora sabes lo mismo que nosotros y sólo es tu segundo día. Toma-dice la chica, tendiéndome el libro en cuero-. Supongo que querrás saber más cosas. Este libro es el diario del protector.
-¿En serio?
-Sí.
-Vale. Por cierto... ¿cómo me trajiste antes hasta aquí?
-Te guié.
-Jen...
-En serio.
-Jen... no quiero volver a enfadarme contigo.
-Siento que no me creas.
-Es la hora de cenar.
-He traído comida, hoy tenemos una reunión.
-Tengo ganas de dormir...
-Vete si quieres, te lo contaré todo mañana por la mañana.
-Vale. Adiós, Jen.
-Adiós, Ele.
    Me despido de Jen con un beso en la mejilla y comienzo a subir por el pasadizo tanteando con las manos por delante de mí. Llego al final con el pelo empapado en sudor y abro tan solo una rendija de la puerta. No hay nadie, como suponía. Todo el mundo debe estar cenando. Dudo en si ir al comedor o a mi habitación. Si no voy a cenar, la directora sospechará de mí por lo de hoy al mediodía. ¡Sigue teniendo mi mochila! ¡No me acordaba! ¿Qué hago? Seguro que mañana estará esperando a que el dueño de esa mochila vaya a buscarla. Me odio a mí misma, pero no me queda más remedio que bajar al comedor e ir a buscar a Paul. Bajo rápida por las escaleras y me choco con alguien. Paul:
-¿Otra vez?-le saludo-. Justo te estaba buscando. Necesito tu ayuda.
-Soy todo oídos.
-Nuestras maletas, las sigue teniendo “La Sidney”. Estará esperando a que sus dueños vayan a recogerlas, y si mañana me ve sin maleta sospechará de mí.
-Ya me ocupo yo, tú vete a dormir.
-¡Pero te castigarán!
-Ya estoy castigado.
-¿Por escaparte?
-Sí, no les he dicho que la otra maleta es tuya, pero “La Sidney” ya sabe que es de una chica.
-Obviamente.
-Yo la recuperaré, no te preocupes-dice Paul, pasándome un mechón de pelo rebelde por detrás de la oreja-.
Me estremezco. Espero que no lo haya notado:
-Hasta mañana, Paul.
-Adiós, Elena.
-Llámame Ele.
    Subo hasta el tercer piso y frente a mi habitación me encuentro a Jake:
-Hola-me saluda-.
-Hola-contesto con mirada interrogante-. ¿Qué haces aquí?
-La reunión ha terminado-contesta, pasándose la mano por el pelo-.
-Vale... voy a entrar... con Jen...
-Hasta mañana.
-Adiós.
Abro la puerta 99 y veo a Jen tumbada en la cama:
-¿Qué hacía Jake ahí fuera?-pregunto-.
-No tengo ni idea.
-Qué raro...
-Bueno, voy a leer.
-Vale.
    Me tumbo en la cama y me saco el diario del protector del bolsillo interior de mi chaqueta. Sintiendo un cosquilleo en los dedos, abro la primera página:
12 de febrero de 1914
Hola, soy William Perkin. Acabo de perder a mis padres y recibí esta pequeña libreta para escribir en ella, así que eso es lo que hago. Me acaban de trasladar al orfanato Green Day, donde hay una directora llamada Sidney-¡Sidney! No es posible-. Los niños son muy pálidos y flacuchos y me han mirado con ojos vacíos y opacos. Me han trasladado a una habitación con el número 99. Tengo un compañero llamado Matt Skins, que no me ha dirigido ni una sola palabra. Todos los días hace exactamente el mismo ritual. Parece un robot. Tenemos que ir siempre con una especie de pijama a cuadros negros y con pies descalzos. Sólo tenemos derecho a comer una ración de comida, y dos veces al día. Las clases, si es que se les puede llamar así, son horribles, sobre todo para mí. No voy a poder llegar a ser nadie. Las camas son duras y las sábanas ásperas y sucias. Este lugar es muy raro, y pienso averiguar por qué.
-Vaya, menuda primera página-le digo a Jen, pero ya está dormida-.
    Dejo el diario sobre la mesita de noche y me quedo en ropa interior. Apago la luz e intento dormirme.

    Me desperezo y miro a mi alrededor. Jenni se está vistiendo. Miro a mi izquierda y veo mi maleta:
-¡Oh, gracias a Dios!
-¿Qué?-pregunta Jen-.
-Nada.
Me levanto de la cama y me dispongo a vestirme:
-Ele, hoy nos obligan a ponernos esto-dice Jen, señalando un pijama a cuadros negros que está colgado en el armario:
-¿Qué? ¡Es lo que le pasó al protector!
-Joder...
-¿Qué pasa Jen?
-Cuando los demás nos leímos el diario no pasó esto... Lo mejor será que dejes de leerlo o que lo quememos.
-¡No! ¡Aquí puede haber pistas!
-¡Pero Ele! ¡En ese diario todo es malo! ¿Qué quieres? ¿Que nos pase todo eso a nosotros?
-¡Puede que sólo sea una casualidad!
-Ya veremos... Si sigues leyendo el diario y sigue pasando esto, lo quemamos.
-Está bien.
    Me pongo el pijama a cuadros negros y me dispongo a ponerme los zapatos:
-¡Ah! ¡¡Y tenemos que ir descalzos!!-grita Jen tirándose de los pelos-.
    La chica sale de la habitación dando un portazo y yo voy tras ella después de hacerme una cola alta y colgarme la mochila a la espalda. Al salir, veo a todos vestidos iguales, descalzos, con rostro enfurecido. Menos mal que sólo Mery, Stephie, Max, Jake, Paul y yo sabemos lo del diario.
Bajo las escaleras y me topo con Paul:
-Qué guapa-dice irónicamente-.
-Anda que tú-contesto riéndome-.
-Sé que sabes lo del diario.
-¿Cómo?
-Ayer Jen me pidió que fuera a la reunión, y nos lo contó a todos.
-¿Jake estaba?
-No.
-¿Y qué hacía frente a mi habitación diciéndome que la reunión había terminado?
-No sé.
-Por cierto, gracias por la mochila.
-No hay de qué.
-Vamos a desayunar.
    Caminamos quejándonos por algo que se nos hinca en un dedo del pie o algo que se nos queda pegado hasta que llegamos al comedor. Lo único que hay en el plato es una rebanada de pan reseca con mantequilla por encima:
-Gracias, Ele-me dice Max, que se me ha acercado por detrás-. Tenemos que quemar ese diario. Las cosas que vienen ahí sólo acaban de empezar. La última página es cuando matan al protector... ¿qué pasa si alguno de nosotros muere?
-Tengo que terminar de leer ese diario, así que hay que aguantar.
-Vaale-contesta el chico alborotándome el pelo-.
De reojo, veo cómo Stephie me mira triste, así que me acerco a ella:
-Lo siento.
-No pasa nada.
-Intentaré que Max no se comporte así conmigo.
-Sólo se ha comportado como un buen amigo. No pasa nada-repite la chica-.
-Está bien-respondo, bajando la mirada-. Y también siento lo del diario, pero voy a terminar de leerlo.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

¡Hola, mis queridas estrellitas que brillan en el universo! ¡Espero que os haya gustado este capítulo y que cada vez os estéis enganchando más! Y quería recordaros que a mi blog y a mí no nos matarían unos comentarios de nuestros lectores fieles... ¿verdad? ¡Besitos! :))